Bertolt Brecht
Es difícil hablar de un hombre que ya es un mito y un símbolo. Ernesto Guevara de la Serna, nuestro "Che" hace cuarenta años cayó herido en Yuro un sábado 8 de octubre de 1967. Al día siguiente es asesinado en la Higuera, quedando inconcluso una vez más el sueño bolivariano.
Me gusta pensar en el hombre y en su vigencia más que en el mito. En el hombre que fue, multifacético y talentoso, médico, guerrillero, estratega, poeta y fundamentalmente uno de esos "hombres imprescindibles".
Quiero pensar en su presencia viva en el alma de millones de hombres que luchan y trabajan por hacer de este mundo algo mejor, algo más justo, algo menos doloroso.
Como homenaje edito un poema del poeta Lucas Moreno, que fuera el primero publicado en Buenos Aires dedicado al Che. Apareció en el semanario "Propósitos", que dirigía Leónidas Barletta, el miércoles 18 de octubre de 1967.
CARTA A ERNESTO GUEVARA
Te escribo donde estés,
cómo saberlo,
nos dicen que te han muerto nueve balas,
puede ser,
para un pecho como el tuyo
una sola no basta.
A fuerza de ese che tan argentino
te erguiste en Che –como quien dice, nada–
en la remota voz de nuestra tierra
es hombre esa palabra.
Tal vez no lo sabían, no lo saben
los que así te llamaron o te llaman,
te iban diciendo hombre y lo probaste,
y con más de una hombrada.
Te iban diciendo hombre
y no faltaste,
Che hombre,
ni una vez a tu palabra.
Te iban llamando hombre
Ernesto hombre,
nombrándote che hombre,
Che Guevara.
Nos dicen que te han muerto,
qué aventura
tu muerte aglomerada;
fuiste viviendo muertes sucesivas,
te van sumando muertes necesarias,
para matarte como ellos quisieran
cuantas más harán falta.
No sé, no lo sabemos…
por si fuera verdad, ahí va esta carta.
Quiero decirte, hermano,
que tu tierra te aguarda,
no te nos morirás,
cómo dejarte,
cómo dejar así que te nos vayas.
Por si fuera verdad lo de tu muerte
en la selva lejana,
tu América morena habrá de alzarte
como una llamarada.
Tu América morena habrá de alzarse
porque tu frente iluminó su entraña,
minero de metales prodigiosos,
cateador de futuro
Che, Guevara.
Tomaremos tu muerte, tu silencio,
tu cabeza yacente reclinada,
las nueve balas de tu pecho yerto
y el perfil nazareno de tu cara.
Dános toda tu muerte, tu silencio,
para asumirlos en tu fe probada,
guerrillero de luz liberadora,
vencedor de la muerte
Che, Guevara.
Lucas Moreno
Te escribo donde estés,
cómo saberlo,
nos dicen que te han muerto nueve balas,
puede ser,
para un pecho como el tuyo
una sola no basta.
A fuerza de ese che tan argentino
te erguiste en Che –como quien dice, nada–
en la remota voz de nuestra tierra
es hombre esa palabra.
Tal vez no lo sabían, no lo saben
los que así te llamaron o te llaman,
te iban diciendo hombre y lo probaste,
y con más de una hombrada.
Te iban diciendo hombre
y no faltaste,
Che hombre,
ni una vez a tu palabra.
Te iban llamando hombre
Ernesto hombre,
nombrándote che hombre,
Che Guevara.
Nos dicen que te han muerto,
qué aventura
tu muerte aglomerada;
fuiste viviendo muertes sucesivas,
te van sumando muertes necesarias,
para matarte como ellos quisieran
cuantas más harán falta.
No sé, no lo sabemos…
por si fuera verdad, ahí va esta carta.
Quiero decirte, hermano,
que tu tierra te aguarda,
no te nos morirás,
cómo dejarte,
cómo dejar así que te nos vayas.
Por si fuera verdad lo de tu muerte
en la selva lejana,
tu América morena habrá de alzarte
como una llamarada.
Tu América morena habrá de alzarse
porque tu frente iluminó su entraña,
minero de metales prodigiosos,
cateador de futuro
Che, Guevara.
Tomaremos tu muerte, tu silencio,
tu cabeza yacente reclinada,
las nueve balas de tu pecho yerto
y el perfil nazareno de tu cara.
Dános toda tu muerte, tu silencio,
para asumirlos en tu fe probada,
guerrillero de luz liberadora,
vencedor de la muerte
Che, Guevara.
Lucas Moreno
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